“Salvadora Espinoza, insigne y humilde maestra de escuela
de esta población… se hizo acreedora al reconocimiento
público por su condición de luchadora social de significativa
de esta población… se hizo acreedora al reconocimiento
público por su condición de luchadora social de significativa
prestancia en pro del desarrollo de su pueblo natal, cuya memoria
evocamos con particular afecto, respeto y consideración”
(Humberto Castellanos. Cronista del Municipio Bolívar, 1998-2001)
Nárviz Pérez Altuve
narviza.95@gmail.com
(Humberto Castellanos. Cronista del Municipio Bolívar, 1998-2001)
Educadora, líder comunitaria, luchadora social, nació el 30 de Marzo de 1913 en Sabana Grande Municipio Bolívar - Estado Trujillo; físicamente era de estatura mediana, tez morena clara, pelo castaño oscuro y ondulado, tenía cejas espesas adornando unos ojos grandes de color marrón. Fueron sus padres Leovigildo Espinoza y Guillermina Díaz de Espinoza y sus hermanos: Francisco, Zoila Rosa, Elena del Carmen, Asunción, Pedro José, las gemelas Estela del Rosario y Esther y Leovigildo Espinoza Díaz.
Sus primeros estudios los realizó en la Escuela Unitaria de Sabana Grande que funcionaba en la Calle Bolívar de dicho pueblo. Realizó diversos cursos programados por el Ministerio de Educación, entre los que se mencionan: de Geografía, Matemáticas, Cartografía, Geometría.
Cuando niña sufrió una enfermedad que le afectó el sistema locomotor, lo cual no le impidió desarrollar diversas actividades educativas, sociales, religiosas, culturales y políticas en su comunidad. Se desempeñó como maestra de aula en la Escuela Unitaria de Sabana Grande, que posteriormente se transformó en el Grupo Escolar “Marcelino Zambrano”.
Siguiendo el ejemplo de sus padres se caracterizó por ser una persona muy religiosa, en diferentes oportunidades fue presidenta de la Sociedad de La Virgen María. Acostumbraba a celebrar efemérides relacionadas con el aspecto religioso: el Día de Reyes; la Navidad, comprando regalos y golosinas para los niños. En Diciembre elaboraba, junto con su familia,
un pesebre grande y vistoso que era la admiración de sus paisanos; en febrero, realizaba las Serenadas del Niño con pastoras y vírgenes que recorrían con sus cantos y poesías las calles del pueblo. Realizaba banquetes en los días de Semana Santa para conmemorar en familia, la muerte y resurrección de Cristo Redentor. Cuando el obispo y otras autoridades eclesiásticas visitaban la población, acostumbraba brindarles el refrigerio.
Contribuía también con las actividades sociales de su querido pueblo, colaborando en la organización de “las verbenas” que acostumbraban realizar los 30 de Diciembre de cada año en “el cine” de la comunidad.
Fue solidaria con los más humildes, para ello solicitaba ayuda ante los organismos competentes para darles alimentos, ropa, etc. Perteneció a la Sociedad de Cáritas (organización humanitaria de la Iglesia Católica) para realizar actividades de caridad, tales como distribuir alimentos a los más necesitados.
Se destacó como líder comunitaria en la población que la vio nacer. Ayudó a tramitar ante los diferentes organismos e instituciones la remodelación de la Iglesia, que anteriormente era de palma; la colocación del Busto de El Libertador en “La Glorieta”, lo que actualmente es la Plaza Bolívar, también a conseguir el asfaltado de las calles del pueblo.
Era tan tenaz en sus solicitudes que cuando el Presidente de la República Rómulo Gallegos en Noviembre de 1948 hizo una gira por el Estado Trujillo, ella preparó un discurso para el ilustre visitante y en una de las intersecciones de la carretera Betijoque – Sabana de Mendoza donde la comitiva esperaba, la docente se adelantó y según cuenta el profesor Castellanos:
“Don Rómulo ordena al conductor detener el vehículo presidencial para no atropellar a
la osada Salvadora Espinoza, que ondeando en una mano la enseña tricolor y en la
otra el arrugado papel de su discurso; se coloca en medio de la vía, casi en forma
desafiante para obligar al vehículo a detenerse. Allí mismo la maestra comienza su tarea oratoria…” (1)
la osada Salvadora Espinoza, que ondeando en una mano la enseña tricolor y en la
otra el arrugado papel de su discurso; se coloca en medio de la vía, casi en forma
desafiante para obligar al vehículo a detenerse. Allí mismo la maestra comienza su tarea oratoria…” (1)
Relata Castellanos que estando el Presidente Gallegos en presencia del Gobernador del Estado Trujillo Dr. José Quintini Moreno, la maestra Salvadora Espinoza, saludándolos cortésmente, con voz clara y con la Gaceta Oficial del Estado Trujillo en manos, le expresó que en dicha Gaceta aparecía desde hace más de siete meses el decreto de asfaltado de las calles del pueblo y que eso no se había realizado. Esto da fe del espíritu luchador de esta inminente docente.
En el aspecto político, perteneció al Partido Social Cristiano COPEI, siendo una de sus representantes en la localidad. Cabe decir que recibió del Presidente Rafael Caldera la Orden Honor al Mérito y una pluma fuente de oro.
Mujer generosa, de conducta intachable, contribuyó con la crianza de un niño llamado Mauro a quien quiso y educó como si fuera el hijo que nunca tuvo pues no se casó.
Después de su jubilación se residenció en la ciudad de Valera y los últimos años de su vida vivió en Betijoque, Municipio Rafael Rangel donde murió a los 77 años de edad, el 18 de Diciembre de 1990, a las 5:30 am; a consecuencia de deshidratación y diarrea aguda, según certificó el médico Melquiades Hernández. Sus restos reposan en el cementerio de Sabana Grande.
Por sus notables virtudes, el Concejo Municipal designa con su nombre la “Casa de la Cultura” del Municipio Bolívar. Honor a quien honor merece.
(1) Castellanos, Humberto: “Hombres, Mujeres y Crónicas del Municipio Bolívar” Nárviz Pérez Altuve
narviza.95@gmail.com
Junio 2011
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